Existen, básicamente, tres formas de extraer el ADN: mediante
kits comerciales; mediante metodologías clásica de laboratorio, a través de un
protocolo en el que eres tú quien prepara las disoluciones; y a nivel casero,
aprovechando algunos productos que todos tenemos a mano.
El uso de los kits comerciales permite extraer ADN de un
gran número de muestras de manera sencilla, rápida, reproducible y
relativamente barata. Distintas casas comerciales ofrecen kits para 50
muestras, como mínimo, a un precio que rondan los 5 € por muestra.
Los protocolos de laboratorio y las experiencias caseras son
aún más baratas, pero todo el proceso es más engorroso y tedioso. Además, la
calidad obtenida de ADN con los protocolos caseros no es tan buena como en los
otros ya que junto a éste se arrastran otros productos no deseados debido a la
pobre purificación.
En cualquier caso, los pasos a seguir son siempre los mismos
–independientemente del método elegido–. En primer lugar hay que romper las
paredes celulares ya que es dentro de la célula –en el núcleo– donde se
encuentra el ADN. En el protocolo casero esto lo conseguimos añadiendo al
tejido elegido un poco de detergente –lavavajillas, por ejemplo– y un poco de
sal. En los protocolos de laboratorio y al usar kits comerciales, simplemente
tendremos que añadir una disolución de concentración y pH determinado. A
continuación tendremos que separar el ADN de todos los restos celulares que no
nos interesan. Esto lo haremos pasando toda la mezcla por un colador, en el
protocolo casero o mediante el uso de una centrífuga, en el laboratorio. El
paso siguiente consiste en hacer precipitar al ADN utilizando etanol para poder
lavarlo después. Y por último resuspenderemos el ácido nucleico en una solución
determinada que, en el método casero, puede ser agua.
Interesantísimo blog, da gusto leerle.
ResponderEliminarUn saludo
Muchas gracias, Edu.
ResponderEliminarEs un placer leer un comentario como el tuyo. Sin duda, este tipo de cosas son las que dan fuerza para seguir escribiendo.
Un saludo.